• No quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. – 1 Corintios 10:20.
Ocurre lo mismo con el mundo de los espíritus: Dios también creó una multitud de seres espirituales invisibles, es decir, los ángeles. Los envía “para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Los ángeles santos, en quienes no hay ningún rastro de mal, están en la presencia de la gloria de Dios. Lo alaban sin cesar y cumplen gozosos su voluntad.
La Biblia también dice que algunos ángeles se rebelaron contra Dios: los demonios. El más poderoso de ellos es el diablo, llamado Satanás. Los demonios tratan de extender el mal en el mundo: incitan a los hombres a odiar a Dios, a la discordia y a la destrucción. Pero su poder no es nada ante el todopoderoso amor de Dios. Son como perros feroces encadenados que tratan de morder a todos los que se acercan; por ejemplo, a los que practican la magia, el espiritismo o las religiones satánicas. Si usted ha tenido algún contacto de ese tipo, confíeselo al Señor Jesús, quien lo liberará porque venció a Satanás en la cruz.
Toda la vida de Jesús, su muerte y su resurrección, son la demostración de que Satanás y sus ángeles fueron vencidos.
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